La lectura sigue siendo la base de toda buena comunicación. Un periodista o comunicador que lee constantemente amplía su vocabulario, mejora su redacción y adquiere nuevas ideas para contar historias.
Por el contrario, quienes no tienen el hábito de leer terminan repitiendo frases vacías, con poca capacidad crítica y escasos recursos para expresarse. En un mundo saturado de información, un comunicador que no lee se vuelve irrelevante.
La invitación es clara: leer todos los días, desde literatura y periodismo hasta crónicas, ensayos o poesía. Un comunicador que lee no solo informa: también inspira y transforma.
Problemas de no leer
No leer limita el desarrollo del pensamiento crítico, ya que la lectura es una de las principales herramientas para analizar, comparar y reflexionar sobre diferentes puntos de vista. Una persona que no lee tiende a quedarse con ideas superficiales o poco fundamentadas, lo que afecta su capacidad para tomar decisiones informadas y para cuestionar la información que recibe en la vida diaria.
Otra desventaja de no leer es la pérdida de vocabulario y de habilidades comunicativas. La lectura enriquece el lenguaje y mejora la capacidad de expresión tanto oral como escrita. Cuando alguien no cultiva el hábito, corre el riesgo de tener dificultades para argumentar, escribir correctamente y comprender textos complejos, lo que puede impactar negativamente en el ámbito académico y profesional.
Además, la falta de lectura reduce la imaginación y la creatividad. Los libros abren la mente a mundos distintos, nuevas realidades y perspectivas innovadoras. Al no leer, la persona se limita a lo inmediato y cotidiano, lo que restringe su capacidad de crear, innovar o resolver problemas de manera original.
Finalmente, no leer también puede generar un rezago cultural y social. La lectura conecta con la historia, la ciencia, la literatura y los debates actuales, por lo que no hacerlo implica quedar al margen de conocimientos fundamentales. Esto puede dificultar la participación activa en conversaciones, debates o en la vida comunitaria, creando una brecha en la integración y el crecimiento personal.