El verdadero costo de la energía: así llega a Valledupar y su impacto ambiental

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Encender un bombillo, usar el televisor o prender el aire acondicionado son acciones cotidianas que parecen tan simples como oprimir un botón. Sin embargo, detrás de cada uso de electricidad hay un proceso complejo de generación y distribución que no solo se refleja en la factura mensual, sino también en el medioambiente.

Aunque constantemente se invita a los ciudadanos a ahorrar energía, pocos saben realmente por qué. Y la razón no se limita al bolsillo: producir electricidad en Colombia tiene un fuerte impacto ambiental que ya está generando preocupación a nivel global.

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¿Cómo se genera la energía que llega a Valledupar?

En el país, la mayor parte de la electricidad proviene de plantas hidroeléctricas, que aprovechan la fuerza de los ríos. Otra porción se produce en termoeléctricas, a base de combustibles fósiles como carbón, petróleo y gas.

En el caso de Valledupar, la empresa Afinia es la encargada de la distribución. La energía que llega a los hogares se produce en diferentes plantas, entra al Sistema Interconectado Nacional, viaja por líneas de transmisión de alta tensión y se transforma en subestaciones para luego distribuirse a los barrios de la ciudad.

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Este proceso asegura el servicio eléctrico, pero también genera huellas que van más allá del consumo visible en el recibo.

Los impactos ambientales detrás de la electricidad

Los efectos ambientales de la producción energética son diversos:

  • Hidroeléctricas: al represar ríos, cambian el cauce natural, afectan ecosistemas acuáticos y en ocasiones obligan al desplazamiento de comunidades.
  • Termoeléctricas: emiten gases contaminantes como dióxido de carbono (CO₂), que contribuyen al cambio climático.
  • Transmisión: la instalación de redes y torres eléctricas impacta paisajes y zonas naturales.

En otras palabras, cada kilovatio que se consume en el hogar representa una presión sobre los ecosistemas y sobre el futuro ambiental del país.

Renovables: una opción que gana terreno

Ante este panorama, las energías renovables han comenzado a posicionarse como una alternativa limpia. Colombia cuenta con gran potencial en energía solar y eólica, y el Caribe es protagonista.

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La Guajira concentra varios proyectos de energía eólica de gran escala, mientras que en el Cesar se desarrollan iniciativas para el aprovechamiento de la energía solar, con paneles instalados en instituciones, empresas y hogares.

Estas tecnologías no solo reducen emisiones contaminantes, sino que además aprovechan recursos propios de la región y permiten un modelo energético más sostenible.

El papel del consumidor

Expertos coinciden en que el ahorro de energía no es un asunto menor. Más allá de la factura, reducir el consumo significa también disminuir la presión sobre el medioambiente.

Medidas simples como usar bombillos LED, apagar equipos que no se utilizan y evitar un uso excesivo del aire acondicionado pueden generar cambios significativos.

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El llamado es claro: cuidar la energía es cuidar el planeta. Y aunque la transición hacia renovables avanza en el país, el compromiso individual sigue siendo clave para mitigar los impactos de la producción eléctrica.

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